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Se identifican factores médicos y socioeconómicos asociados al riesgo de sufrir y recuperarse de la covid persistente

15/09/2023
Se identifican factores médicos y socioeconómicos asociados al riesgo de sufrir y recuperarse de la covid persistente

Miles de personas en España sufren la “Condición Post-COVID-19” o covid persistente, una enfermedad invalidante que supone un gran problema para quien la padece, así como un gran reto para el sistema de salud. Ahora, el seguimiento de 548 personas que han sufrido la COVID-19 ha permitido identificar factores médicos y socioeconómicos que se asocian al riesgo de desarrollar y recuperarse de la covid persistente, y ha observado que la recuperación es minoritaria durante los primeros dos años de enfermedad. Los datos obtenidos remarcan la importancia de preparar los sistemas de salud para que tengan la capacidad de dar respuesta a todas las personas que sufren covid persistente.

Ésta es la principal conclusión de un estudio realizado por la Unidad de covid persistente del Hospital Germans Trias, la Fundación Lucha contra las Infecciones y el Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa. Estudios como este publicado en la revista The Lancet Regional Health – Europe, son clave para avanzar en el conocimiento de un síndrome aún poco conocido como el de covid persistente.

Se estima que entre un 5 y un 10% de las personas que pasan la COVID-19 siguen con una amplia variedad de síntomas meses después de la infección. “Es esencial definir y entender este síndrome y sus implicaciones para identificar estrategias de prevención, diagnóstico y tratamiento que ayuden a las personas afectadas. Con este objetivo, y de manera pionera, decidimos realizar un seguimiento exhaustivo y prolongado de las y los pacientes”, explica Lourdes Mateu, investigadora de la Fundación Lucha contra las Infecciones y coordinadora de la Unidad de covid persistente del Hospital Germans Trias. Mateu remarca que: “el gran número y variedad de órganos y sistemas afectados por la covid persistente, evidenciado por múltiples estudios internacionales, requiere que trabajemos de forma multidisciplinar y coordinada entre los hospitales y la atención primaria. Ésta es una enfermedad todavía poco comprendida, pero es real y causa un gran impacto en el conjunto de pacientes y la sociedad. Es necesario combinar una atención clínica empática y de máxima calidad humana, con una investigación rigurosa que nos permita encontrar mejores herramientas diagnósticas y tratamientos efectivos. Es imprescindible trabajar en red, escuchando y haciendo participar activamente a las personas afectadas.»

Las mujeres y las personas con comorbilidades, las más afectadas por la vida persistente

La cohorte del estudio está formada por 548 personas que pasaron la COVID-19 hace más de 2 años, de las que 207 se recuperaron totalmente y 341 desarrollaron covid persistente. “Se trata de uno de los estudios de seguimiento de la evolución clínica de personas con mayor covid persistente y prolongados llevados a cabo hasta ahora”, remarca Marta Massanella, investigadora principal de IrsiCaixa.

Gracias al análisis estadístico de estos dos grupos de personas, se ha podido identificar, por un lado, que los hombres con estudios superiores tienen menos probabilidades de desarrollar covid persistente. Por otra parte, se ha detectado que las mujeres, las personas con antecedentes de enfermedades autoinmunitarias, o bien las que presentan fatiga, taquicardia, ahogo o alteraciones neurocognitivas y neurosensitivas durante la COVID-19 aguda tienen mayor riesgo de desarrollarla y una menor probabilidad de curarse con el tiempo. En esta línea, un estudio independiente realizado en Estados Unidos y publicado recientemente en la revista Nature Medicine ha observado, en una cohorte de más de seis millones de personas, que la covid persistente puede llegar a provocar un mayor nivel de discapacidad que las enfermedades cardíacas o el cáncer.

La realización de cuestionarios ha permitido agrupar a la cohorte de pacientes en 3 grupos en función de los síntomas, resultados que concuerdan con un estudio precedente realizado también en Estados Unidos. Estos 3 grupos no son excluyentes entre sí sino que se diferencian por la acumulación de los síntomas y se ordenan de la A a la C, siendo el A el grupo que menos síntomas tiene y el C el que más.

Una recuperación inusual

El estudio también subraya que, de todas las personas del estudio con covid persistente, sólo un 7,6% se han recuperado durante los 2 primeros años de sufrir el síndrome. De las 26 personas que se han recuperado, la mayoría (24) pertenecían al grupo menos sintomático. Los factores que se han podido asociar a una mayor probabilidad de recuperarse son el sexo masculino, las personas que habían requerido admisión en la UCI debido a la COVID-19 o que tenían comorbilidades cardiovasculares, la falta de hambre y las alteraciones del gusto y el olfato. El dolor muscular, la disminución de la atención, la disnea o la taquicardia son síntomas que se asocian a una menor probabilidad de recuperación.

“Las bajas tasas de curación de la covid persistente indican que mientras la transmisión del SARS-CoV-2 continúe se seguirán acumulando los casos de covid persistente. Los sistemas de salud europeos, también el nuestro, deben encarar este problema y estar preparados para absorber y gestionar la demanda existente de una enfermedad que es muy real y que sigue en aumento”, añade Roger Paredes, director científico de la Fundación Lucha contra las Infecciones, jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Germans Trias e investigador principal de IrsiCaixa.

En definitiva, un estudio como éste, liderado por un equipo multidisciplinar de investigadores de la Fundación Lucha contra las Infecciones formado por los doctores Lourdes Mateu, Cora Loste, Gemma Lladós, José R. Santos y Cristina López, así como por investigadores del Instituto de Investigación del Sida de IrsiCaixa, permiten entender mejor el síndrome y son claves para avanzar en la gestión de esta nueva enfermedad, contra la que queda patente la necesidad urgente de encontrar nuevos marcadores diagnósticos y terapias que permitan mejorar la prevención y curación.

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