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Un ensayo de cura del VIH muestra cómo el microbioma intestinal puede ayudar a entender la salud cerebral de las personas seropositivas

28/10/2025
Un ensayo de cura del VIH muestra cómo el microbioma intestinal puede ayudar a entender la salud cerebral de las personas seropositivas

Un nuevo estudio, publicado por investigadores de la Fundación Lucha contra las Infecciones e IrsiCaixa, en el marco del proyecto europeo MISTRAL, revela conexiones entre las bacterias intestinales y la función cerebral en personas que viven con VIH. La investigación se ha desarrollado en el marco del proyecto BCN02 y sugiere que ciertos microbios intestinales y los compuestos que producen podrían estar relacionados con cambios en el funcionamiento del cerebro.

El equipo investigador analizó datos obtenidos en el ensayo clínico BCN02, que tenía como objetivo evaluar si una combinación de una vacuna terapéutica contra el VIH y el fármaco romidepsina podía revelar el virus latente y entrenar al sistema inmunitario para controlarlo sin necesidad de medicación diaria.

Este estudio contempló dos subestudios: uno que pretendía investigar datos relevantes sobre el microbioma intestinal; y un segundo que evaluó el funcionamiento cerebral de forma exhaustiva, incluyendo medidas neurocognitivas, de neuroimagen y datos funcionales. El análisis de los datos únicos procedentes de ambos ha servido para publicar los resultados originales en la revista internacional Frontiers in Cellular and Infection Microbiology.

Microbioma intestinal, una pieza clave

Los hallazgos muestran que las personas con signos de deterioro neurocognitivo presentaban niveles más altos de bacterias como Desulfovibrio desulfuricans, Sutterella wadsworthensis y Streptococcus thermophilus, ya descritas en otros trastornos neurológicos. “No solo hemos identificado qué bacterias hay en estas personas”, explica Alessandra Borgognone, investigadora de IrsiCaixa y primera autora del estudio. “También hemos analizado las funciones que ejercen estos microorganismos y qué moléculas producen, los llamados metabolitos, porque a través de estos compuestos también pueden influir en el cerebro”, añade.

Los resultados sugieren que, en las personas con signos de deterioro cognitivo, está aumentada la función de degradar el 1,2-propanodiol y se han encontrado asociaciones con metabolitos relacionados con el metabolismo de los lípidos en sangre. Ambos factores ya se habían vinculado previamente con el funcionamiento del cerebro.

Aunque el estudio no demuestra una relación directa de causa-efecto, refuerza la evidencia de que el intestino y el cerebro están profundamente conectados en personas con VIH. Además, abre la puerta a identificar nuevos biomarcadores y a desarrollar estrategias innovadoras para proteger la salud cerebral.

“Cabe destacar que este estudio aporta gran valor en un aspecto clave: la relación entre el funcionamiento cerebral y las estrategias que se investigan en el campo de la cura del VIH, un área donde la investigación aún es muy limitada, pero completamente necesaria”, explica José A. Muñoz-Moreno, psicólogo e investigador de la Fundación. Y añade: “Todo lo que se pueda aportar en este ámbito es esencial para avanzar hacia la investigación de nuevas intervenciones en erradicación del VIH, que demuestren seguridad a nivel del sistema nervioso, pero también incluso a nivel de posible eficacia”.

Uno de los puntos fuertes de este estudio es su visión integral del funcionamiento cerebral, que incluye no solo neuroimagen y neurocognición, sino también el estado emocional, la calidad de vida, las dimensiones funcionales y de la vida diaria. Esta mirada global es poco habitual en estudios de este tipo y permite entender mejor cómo el VIH puede afectar al cerebro en diferentes escenarios.

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