Finaliza la primera fase del estudio SuperCAP: un programa para ayudar a las personas con COVID persistente que tienen fatiga y dificultades cognitivas
18/11/2024
El semanario La República entrevista a la Dra. Lourdes Mateu, investigadora de la Fundación Lucha contra las Infecciones y coordinadora de la unidad de covid del servicio de enfermedades infecciosas del hospital Germans Trias i Pujol de Badalona, para conocer el alcance del covid persistente en Cataluña.
Muchos pacientes coinciden en que se han encontrado con médicos que no se creen que haya una nueva enfermedad que se llama covid persistente. ¿Médicamente está comprobado que existe?
El covid persistente es una enfermedad real. Cada vez existen más evidencias de daños y factores que nos ayudan a entender la fisiopatología y el motivo por el que hay pacientes que persisten con los síntomas. Es verdad que cuando empezamos a ver pacientes en mayo y junio del 2020 sabíamos muy poco, pero cada vez hay más grupos que investigan, a nivel internacional, sobre todo en EE.UU. e Inglaterra. El covid persistente tiene varios problemas y uno es la estigmatización, hay personal sanitario que todavía no se cree que es una enfermedad real. Hay muchos trabajos que hablan de alteraciones de la inmunidad, de posible persistencia viral… pero es verdad que todavía hay médicos que creen que es una enfermedad psiquiátrica y te recomiendan que los recetes antidepresivos. También cabe decir que cada vez son menos.
¿Hay algún motivo que explique que un paciente desarrolle covid persistente y otro no?
No está del todo claro. Seguro que hay algunos factores predisponentes, pero debemos seguir haciendo mucha investigación para saberlo a ciencia cierta. Normalmente son mujeres, entre 40 y 50 años, un 30% de los pacientes tienen alergias u otras enfermedades que implican el sistema inmunitario, estamos estudiando si también puede haber derivadas genéticas… Todo esto nos hace ver que existe algún factor predisponiendo.
¿El médico puede diagnosticar covid persistente?
El diagnóstico de covid persistente, hoy en día, es un diagnóstico de exclusión. Es decir, el médico tiene una sospecha clínica, descarta otras patologías que podrían provocar aquellos síntomas y entonces hace el diagnóstico de covid persistente. Es uno de los temas en los que estamos trabajando, porque no tenemos ningún marcador biológico que pueda decirnos que un paciente tiene covid persistente o no. Es un diagnóstico de exclusión, como ocurre con otras enfermedades.
La frontera entre lo que es covid persistente y lo que son secuelas de covid debe ser una línea muy fina. ¿Es realmente así?
No te creas; de hecho, es relativamente fácil separarlo, pero en medicina no siempre dos más dos hacen cuatro. Es verdad que es necesario diferenciarlo. Hay pacientes que pasan por un covid grave que les provoca un daño estructural en algunos órganos o que pasan tres meses en una UCI… Esto son secuelas por una infección de covid grave. Pero con el covid persistente no estamos hablando de ello, porque la mayor parte de estos pacientes, un 70% o 80%, no han necesitado antes ingreso hospitalario, han pasado un covid leve o moderado y tres meses después todavía tienen muchos síntomas.
Tres años después de su aparición, ¿se puede determinar que es una enfermedad crónica?
Es difícil, no sabemos si se van a curar o no. No todos los pacientes son iguales, ni todos los pacientes se comportan igual, porque hay pacientes que sí se curan. Nosotros ahora hemos analizado a nuestros primeros 341 pacientes y de ellos un 7,6% podemos considerar que se han curado. Hay otros pacientes que mejoran y pueden realizar una vida relativamente normal.
Como especialista en enfermedades infecciosas, ¿el virus le ha sorprendido?
Es un virus que nos ha enseñado mucho. Dábamos por supuesto que se comportaría como otros coronavirus, y nos ha hecho abrir la mente, aprender, plantear hipótesis y realizar estudios para los tratamientos. Es un virus asombroso, aunque no sea el único. Los cuadros postvirales están muy descritos en otros virus, pero lo que llama la atención es que el impacto que ha dejado el covid es singular.
¿Llegará pronto algún fármaco para curar o mejorar la calidad de vida de los pacientes?
Lo que ya tenemos ahora es para tratar sus síntomas, con medidas de rehabilitación o con tratamientos más concretos para cada uno de ellos. Lo que estamos buscando es el tratamiento que cure el covid persistente. Ahora tenemos muchos más estudios y ensayos clínicos en marcha que nos permiten ser optimistas, aunque no tenemos resultados ni evidencias de que haya algo que funcione. Nosotros ahora investigamos el tratamiento con plasmaféresis [técnica para limpiar la sangre de sustancias inflamatorias] con la colaboración de la farmacéutica Grifols y ya estamos evaluando resultados para ver si puede ayudar o no. Hay luz, porque hay mucho trabajo de mucha gente en todo el mundo.
¿Las farmacéuticas también pueden jugar un papel importante?
Sí. Aquí lo importante es que las cosas se hagan bien, con investigación y ensayos rigurosos. Lo digo porque hay gente que está ofreciendo tratamientos que no existe ninguna evidencia científica que demuestre que sirvan para nada. Hay muchos pacientes desesperados que quieren recuperar su vida y pagarían lo que fuese por conseguirlo.
¿Tratamientos poco rigurosos como cuáles?
Hay muchos, por ejemplo, la misma plasmaféresis que nosotros estamos estudiando, la cámara hiperbárica u otros tratamientos de medicinas alternativas. En cambio, sí se ha visto que entre los pacientes que recibieron algún tratamiento antiviral inicial, el porcentaje de covids persistentes es menor. Es una pista que investigar.
También alertáis que no todo el mundo está diagnosticado correctamente y que la cifra de enfermos en Catalunya puede llegar a ser de 300.000.
Hay mucho infradiagnóstico en general. Y también deberíamos centrarnos más en las personas mayores. Con covid persistente estamos viendo muchas afectaciones neurocognitivas. ¿Y cuál es el sector de población que lo nota más rápidamente? La gente que para trabajar utiliza más la mente, gente con una vida laboral muy activa. Nosotros tenemos pacientes que necesitan tener la mente activa durante horas y por eso se han dado cuenta rápidamente de que algo no iba bien. Pero un anciano que no necesita ejercer tanto la mente o desarrollar un trabajo intelectual, no siempre se dará cuenta de forma clara. Hay un infradiagnóstico importante. Entre las personas mayores quizás hay más covid persistente de lo que pensamos. Calculamos que puede haber unos 300.000 enfermos en Catalunya, y en todo el mundo puede haber 65 millones. Esto es mucha gente.
¿Significa esto que hay mucha gente que no está atendida, o con un diagnóstico equivocado?
Hay un déficit asistencial muy importante y deberían ponerse medidas. Lo que es más importante es identificar al paciente con covid persistente. Una vez identificado, debemos trabajar con protocolos conjuntos la atención primaria y los hospitales para realizar las pruebas necesarias. Ordenando el circuito seguramente el sistema se ahorraría mucho dinero. Piensa que cuando llegan aquí para empezar casi de cero, los pacientes llegan ya con muchas pruebas que se han realizado tanto en la pública como en la privada. Y muchas cosas que hacemos nosotros pueden hacerse en la atención primaria.
¿Es, pues, una enfermedad que se está minusvalorando?
Sí, y además habría que entender que es una enfermedad que afecta a muchas consejerías y ministerios. Estamos hablando de personas de 40 a 50 años, en plena vida laboral, y muchos necesitan la baja. Es un problema económico, debemos entender que no es sólo sanitario. Otros muchos casos podrían tener una reincorporación al puesto de trabajo con una jornada y funciones adaptadas a su nueva situación, porque la mayoría de los pacientes con covid persistente quieren seguir trabajando. Y pueden hacerlo si las empresas ponen facilidades.
También es una enfermedad que nos obliga a hablar de salud mental.
Por supuesto. Hay una afectación directa y una afectación emocional secundaria por covid persistente. Hace falta acompañamiento psicológico a estos pacientes. Pero quede claro que no estoy diciendo que la afectación inicial sea psicológica. Es la consecuencia de acumular dos o tres años sin poder ir a trabajar, con dolores todos los días, no poder pensar con claridad… Y es verdad que este acompañamiento psicológico es difícil hacerlo desde la sanidad pública y muchos pacientes recorren en la privada.
La OMS dijo en mayo que ya no existe pandemia. ¿Qué pensó cuando lo escuchó?
Pensé que el covid no ha terminado. Sí que debemos volver a la normalidad, no hace falta ser tan estrictos, todo el mundo debe hacer una vida lo más normal posible, pero teniendo presente que el virus continúa. Seguimos teniendo pacientes ingresados por esta causa, personas mayores o inmunodeprimidos. Y sabemos que, a día de hoy, hay gente que se infecta de covid y que desarrollará covid persistente, aunque esté vacunada. La otra controversia se da sobre las pruebas diagnósticas, porque nadie se realiza el test. ¿Cómo podremos diagnosticar covid persistente si no podemos saber si antes ha tenido el virus?
¿Es optimista?
Sí, en búsqueda todo es lento, pero sí. Y es importante que los políticos vean la urgencia de invertir realmente en esa enfermedad.
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